lunes, 3 de septiembre de 2012

Las crisis son positivas

Una mujer de mediana edad, bella, inteligente, intelectual, o por lo menos escritora, casada desde la juventud con un eminente científico entra en una profunda crisis que le impide moverse o comunicarse cuando su marido la abandona por una joven colaboradora de su laboratorio. Este es el comienzo de la novela, que no va a continuar en la línea del melodrama. 
La protagonista ni siquiera puede creer cómo ha reaccionado así, y decide trasladarse durante el verano al lugar donde nació y donde su madre vive en una residencia de ancianos rodeada de otras ancianas originales como ella.
Es una novela que pretende ser optimista: la protagonista vuelve a reconocerse en la mujer que es tras la crisis. A mí me ha resultado poco creíble el retrato del grupo de mujeres de la residencia de ancianos en la que vive su madre. El optimismo o el tono positivo que pretende imprimir a la historia creo que le hace alejarse de una cierta verosimilitud. O quizá yo estoy lastrada por mi experiencia en este sentido.
El libro es entretenido y proyecta una visión positiva de las crisis a las que nos enfrentamos en la vida, aunque sean dolorosas.

El verano sin hombres
Siri Hustvedt

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