viernes, 24 de junio de 2011

Decepcionante

Cuando leí la anterior novela de Martin Suter, El diablo de Milán, me pareció entretenida e incluso original especialmente por las características de su protagonista, una mujer que sufría de episodios de sinestesia. Además, la novela transcurría en un balneario, y yo la leí mientras disfrutaba de las instalaciones de otro. Así que todos los elementos me llevaron a recordar la lectura con agrado.
Y así me acerqué a El último Weynfeldt. Sutter vuelve a apostar por dibujar un personaje curioso, un hombre de mediana edad, muy rico, refinado, solitario, elegante al estilo más clásico, centro de dos grupos de amigos (unos muy mayores, amigos de sus padres, para quien es "el joven", y otros jóvenes, en general con poca fortuna profesional, para quien actúa como mecenas). En mi opinión este personaje, el último Weynfeldt, no llega a dibujarse bien, de tal manera que no entendemos exactamente qué le lleva a tener una relaciones superficiales y cargadas de envidia por un parte y de sentimiento de culpa por otra. Y tampoco entendemos su historia de enamoramiento loco y repentino.
La contraportada promete una historia sobre los aspectos más bochornosos del mundo del arte, y, sin embargo, esa trama, que existe, es secundaria, y está supeditada a la relación amorosa o semi amorosa del protagonista.
La lectura es fácil, pero la trama no me ha interesado.
Una decepción

El último Weynfeldt
Martin Suter