viernes, 16 de septiembre de 2011

Una esposa de fiar

Quizá lo que más se recuerda y permanece de Una esposa de fiar es la atmósfera que consigue Goolrick. Una atmósfera intemporal, al margen del mundo, como de hecho viven los protagonistas. La historia se lee con interés, con la sensación de ser una historia que ya hemos visto antes. Recuerdo algunas películas clásicas que comienzan con la premisa de una joven que responde a un anuncio de matrimonio de una hombre aislado, torturado.
La contraportada nos habla de un inesperado final. No, la historia no es nueva y el final no es inesperado, pero se narra con ritmo y se lee con placer.

Una novela que entretiene y atrapa.


Una esposa de fiar
Robert Goolrick

John Cheever

Nos hallamos en uno de los muchos barrios americanos que se llenan de familias de clase media acomodada, que organiza barbacoas para sus vecinos y amigos los fines de semana, de perfectos anfitriones, de parejas perfectas con hijos perfectos... El sueño americano.
Pero siendo Cheever quien nos cuenta la historia, no puede quedarse en lo superficial: parejas que apenas se sostienen, anfitriones perfectos que viven planeando el asesinato de algún vecino, hijos vencidos por la falta de perspectivas, de incentivos, de vida real,...
Un retrato de una sociedad que aparenta ser el símbolo del triunfo y de la salud, y que resulta estar enferma, y ser esencialmente infeliz.
Cheever, como siempre, cuestionando el sueño americano, que es, de momento, el sueño de gran parte de la humanidad: una casita con jardín, dos hijos y una vida social perfectamente superficial.

Bullet Park
John Cheever

martes, 13 de septiembre de 2011

El comienzo de la primavera

Estupenda novela de Patricio Pron. El comienzo de la primavera se plantea como una investigación en varios planos. En primer lugar, el personaje principal, un joven argentino licenciado en Filosofía, pretende encontrar a un viejo filósofo alemán porque quiere emprender la traducción del alemán al castellano de una de las primeras obras del maestro; para ello quiere localizarle y hablar con él. En seguida vemos que esto no es tan fácil como trasladarse a la universidad en la que da clase, sino que va a suponer toda una investigación que le lleva de un amigo a un colaborador y hasta a la hija okupa del profesor.
Paralelamente, en cada uno de los capítulos asistimos a fragmentos de una historia que transcurrió en la Alemania de los años 30 y 40 contada por diversas voces y que, como iremos averiguando, explica por qué el profesor es alguien tan escurridizo o, por lo menos, por qué vive prácticamente aislado.
A medida que el libro se despliega y la historia de la esposa y del suegro del profesor se va contando la narración crece y por momentos he pensado que estaba ante una gran novela, pero he de reconocer que hacia el final parece haber perdido aliento y el final no parece estar a la altura del resto de la narración.
En cualquier caso, una excelente novela, con un pequeño homenaje a Cortázar, de un jovencísimo novelista. No hay que perderle la pista

El comienzo de la primavera
Patricio Pron

miércoles, 31 de agosto de 2011

Otro McEwan

En la reseña de Sábado, de Mc Ewan comentaba que estaba deseando leer su última novela, Solar. Y aquí está. Como siempre en McEwan tiene elementos muy interesantes, especialmente la exploración sobre la relatividad moral o la débil línea moral en la que se mueve su personaje principal, nada menos que un Premio Nobel de Química.
El autor nos presenta un personaje aparentemente admirado en su ámbito laboral: director de un instituto de investigación con fondos públicos, a cuyo gerente van a nombrar "sir", pero que nos muestra sus debilidades personales: sus inseguridades profesionales, sus fracasos sentimentales (su quinta mujer descubre sus continuos devaneos y, a su vez, decide tener varios amantes). Nos muestra, por tanto, un personaje que zozobra en la vida, que parece naufragar, que parece triunfar de nuevo en una empresa ecológica que pretende extraer energía del Sol (de ahí el título).
Lo más interesante, desde mi punto de vista, es asistir a cada una de las decisiones que toma el personaje (algunas de ellas ciertamente cuestionables desde el punto de vista moral). Mc Ewan consigue que conozcamos los mecanimos que hacen que el personaje las tome y quizá en algún momento incluso pensemos que son razonables. Pero no, no lo son. ¿En qué estábamos pensando?. Estábamos pensando como un personaje del estupendo Ian Mc Ewan.
Irregular, pero como siempre interesante.

Solar
Ian McEwan

viernes, 12 de agosto de 2011

Una interesante novela australiana

Las dos últimas novelas australianas que he leído han sido dos grandes, y gratas, sorpresas. La bofetada comienza cuando en una reunión social en la que las relaciones que unen a los invitados son familiares, de amistad y de trabajo, uno de los invitados abofetea a uno de los niños que participan en la fiesta y que, además, no es su hijo. Esta anécdota que pone en marcha el engranaje de relaciones que se irán tejiendo a lo largo de la novela es narrada en el primer capítulo desde el punto de vista de uno de los personajes, el anfitrión de la fiesta. A partir de ahí en cada capítulo asistimos al punto de vista de uno de los asistentes a la fiesta, así se nos irá contando cómo avanza la historia, e iremos descubriendo cómo viven cada uno de ellos, cómo se relacionan con los otros, qué es lo que los otros no saben, o sólo sospechan de ellos, y, por supuesto, qué postura tienen ante lo que sucedió en la barbacoa.
Es una novela literariamente muy valiosa, pero, además, es muy interesante porque a través de las relaciones que nos cuenta nos hacemos una idea de la complejidad de la sociedad autraliana, una sociedad multicultural (negros aborígenes, "australianos" (de origen británico), morenos de origen griego,...) y de cómo esa complejidad no es admitida de manera natural o profunda, sino sólo en apariencia. Sólo un pero a esta novela: todos los personajes son extraordinariamente atractivos, bellos, de una belleza singular, que, según se nos cuenta, causa admiración. ¿Es posible reunir a un grupo en el que todos están tan brillantemente dotados en lo físico?. Se ve que en Australia sí.
Una novela muy interesante.

La bofetada
Christos Tsiolkas

lunes, 8 de agosto de 2011

Verano y amor

Verano y amor retrata la vida de un pequeño pueblo irlandés. La vida en una granja, las labores que en ella se desarrollan están contadas con un ritmo pausado, sereno, con gran precisión. Con la misma precisión y luminosidad se nos retrata la vida de una pequeña ciudad, conocemos personajes con grandes secretos en su pasado, personajes enamorados en silencio, personajes que han perdido la cordura y siguen anclados en una vida anterior.
En este contexto, la historia de Ellie y Florian, su relación, especialmente la pasión de Ellie que constituye el núcleo de la novela, casi aparece diluida.
Quizá lo más interesante es el tono sereno, en algún caso lírico, con el que Trevor nos traslada a ese ambiente rural irlandés, pero quizá por ello la historia central pierde intensidad.
Recuerdo con agrado la lectura de otra de las novelas de William Trevor, La historia de Lucy Gault, que también se publicó en Anagrama.

Verano y amor
William Trevor

miércoles, 3 de agosto de 2011

Un placer, como siempre

Disfrutar de la lectura depende de los gustos, y ésta es una de mis debilidades. He leído con placer esta novela, la primera que dio un cierto renombre a su autora, aunque reconozco que sólo quienes admiren y disfruten de la lectura de Jane Austen o Henry James (como es mi caso) la leerán con el mismo sentimiento.
La historia podría ser la de una de la protagonistas de Jane Austen: una joven huérfana, acogida por una tía no demasiado generosa, que frecuenta los ambientes sociales con la esperanza de encontrar un marido que pueda permitirle el nivel de vida al que está acostumbrada. Pero el análisis de los personajes, de los ambientes, de las relaciones superficiales y de las más profundas nos recuerda al maestro Henry James.
La señorita Lily Bart, la protagonista, es poseedora de una gran belleza, eso le ha abierto algunos caminos, pero su propia naturaleza, su pobreza, y la hipocresía y la mezquindad de la alta sociedad neoyorquina la van a ir empujando hacia situaciones que no va a saber o poder manejar.
Un pequeño placer.

La casa de la alegría
Edith Wharton