viernes, 24 de junio de 2011

Decepcionante

Cuando leí la anterior novela de Martin Suter, El diablo de Milán, me pareció entretenida e incluso original especialmente por las características de su protagonista, una mujer que sufría de episodios de sinestesia. Además, la novela transcurría en un balneario, y yo la leí mientras disfrutaba de las instalaciones de otro. Así que todos los elementos me llevaron a recordar la lectura con agrado.
Y así me acerqué a El último Weynfeldt. Sutter vuelve a apostar por dibujar un personaje curioso, un hombre de mediana edad, muy rico, refinado, solitario, elegante al estilo más clásico, centro de dos grupos de amigos (unos muy mayores, amigos de sus padres, para quien es "el joven", y otros jóvenes, en general con poca fortuna profesional, para quien actúa como mecenas). En mi opinión este personaje, el último Weynfeldt, no llega a dibujarse bien, de tal manera que no entendemos exactamente qué le lleva a tener una relaciones superficiales y cargadas de envidia por un parte y de sentimiento de culpa por otra. Y tampoco entendemos su historia de enamoramiento loco y repentino.
La contraportada promete una historia sobre los aspectos más bochornosos del mundo del arte, y, sin embargo, esa trama, que existe, es secundaria, y está supeditada a la relación amorosa o semi amorosa del protagonista.
La lectura es fácil, pero la trama no me ha interesado.
Una decepción

El último Weynfeldt
Martin Suter

lunes, 16 de mayo de 2011

La novela negra de Marías

Vaya por delante que soy una gran admiradora de la obra de Javier Marías, y que esperaba su última novela con mucha ilusión. La compré en cuanto se puso a la venta, y empecé a leerla en cuanto tuve la seguridad de tener tiempo por delante para disfrutarla.
Todo esto podría ser la introducción para un comentario negativo hacia la novela, pero al contrario. Es cierto que cuando la terminé pensé que Marías había alcanzado alturas mayores en su producción literaria, siempre en mi opinión, pero lo importante es que Los enamoramientos es una gran novela sobre algunos de los temas recurrentes en la obra de Javier Marías: la traición, la delación, lo posible, lo aparente.
Gran parte de la novela lo forman dos conversaciones, una (en el mejor estilo Marías) que pudo haberse producido de esa manera y que recrea la narradora, y otra, que se mantiene ciertamente, entre la narradora y su "enamorado" a raíz de una sospecha y que se lee a través de varios capítulos con gran dosis de suspense, como si de una novela negra se tratara, puesto que es de un crimen y de su presunto organizador de quien se habla. Es en este punto, en el hábil ritmo de la narración, primero suponiendo y , después, contando aquello que pasó, donde la novela lleva en volandas al lector.
Se ha comentado mucho el hecho de que por primera vez el narrador de una novela de Marías fuera una mujer. No creo que la voz femenina sea determinante; en Luisa observamos algunos puntos en común con otros narradores de obras de Marías, esa tendencia a la reflexión, a la digresión, a imaginar situaciones y diálogos posibles, a proponer distintas posibilidades de análisis, y, por supuesto, el mismo respeto hacia el resto de los personajes de la obra que les impiden intervenir en otras vidas para su propia satisfacción, o por venganza.

Como siempre en Marías, muy recomendable.

Los enamoramientos
Javier Marías

miércoles, 4 de mayo de 2011

Demasiada felicidad

Uno de los pocos libros de relatos que aparecen en este recordatorio de lecturas. Demasiada felicidad y Alice Munro se merecen ser una excepción. Estupendos relatos, muchos de ellos protagonizados por mujeres, en los que aparecen temas como la soledad, la crueldad, la victimización (en el relato de una mujer maltratada que no logra deshacer el vínculo que le une a su esposo), los silencios en las relaciones de parejas,...
Son relatos sobre la vida, sobre la felicidad o sobre la falta de ella.
Muy recomendable.


Demasiada felicidad
Alice Munro

viernes, 22 de abril de 2011

El conflicto de lo cotidiano

Amy e Isabelle parece una novela que se ha escrito para dar argumentos a quien afirma que en todos nosotros hay una novela. Su planteamiento no parece nada especial: una madre y una hija adolescente en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. La madre trabaja como secretaria en una pequeña fábrica, y está secretamente enamorada de su jefe, un hombre casado y sin mucho atractivo; la hija está acabando la escuela secundaria.
Y, sin embargo, evidentemente, hay una novela. El enamoramiento o pasión que la hija siente hacia su profesor de Matemáticas, y la actitud con la que vive ese sentimiento, hará que su madre recuerde algunos elementos de su pasado que vive con vergüenza y que la han convertido en quien no es, a fuerza de fingir.
Así, ambos personajes explorarán la relación que creían que tenían la una con la otra, y establecerán relaciones más verdaderas con su entorno, con el resto de personajes que están estupendamente retratados por Elizabeth Strout, premio Pulitzer por su anterior novela, Oliver Kitteridge.

Amy e Isabelle
Elizabeth Strout

Gran Piglia

Gran novela del argentino Ricardo Piglia. He de confesar que no me gustaron especialmente las anteriores novelas suyas que leí, pero las extraordinarias críticas y premios que ha recibido Blanco nocturno me decidieron a leerla, y acerté.
Nadie debe temer adentrarse en el mundo de Blanco nocturno. La narración nos lleva fácilmente adelante y atrás para presentarnos primero un cadáver, el de Tony Durán, un personaje extraño en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, para luego conocer a ese mismo Durán causando admiración y curiosidad a su llegada, y su relación con dos bellas hermanas pertenecientes a una importante y complicada familia del pueblo.
El argumento se asienta sobre la investigación del asesinato de Durán, y eso llevará a los lectores a un viaje por las relaciones profundas y muchas veces no confesables entre los personajes del pueblo, los intereses económicos, las traiciones, las pasiones,...
Una gran novela, que se lee con interés.

Blanco nocturno
Ricardo Piglia

miércoles, 16 de marzo de 2011

La última de Paul Auster

He disfrutado mucho de la lectura de muchas de las novelas de Auster. Esta última novela no es de las mejores del autor, pero comparte alguna de las mejores características de Brooklyn Follies o Trilogía de Nueva York.
En Sunset Park Auster muestra una vez más su gran capacidad narrativa: una vez más se lee como si la escritura surgiera fluida, sin aparente dificultad. Ignoro qué parte de esta sensación corresponde al esfuerzo del traductor.
Sunset Park reflexiona sobre la relación padres-hijos, sobre la fragilidad de lo seguro, sobre el desarraigo y la necesidad de curar las heridas. El protagonista, un joven enigmático que trabaja en una empresa de mudanzas y fotografía los restos de las vidas de aquellos que han tenido que abandonar sus hogares, decide volver a Nueva York y reanudar el contacto con sus padres.
A mí me ha interesado especialmente esta historia del padre editor, un hombre culto, que vive con sufrimiento el alejamiento de su hijo, que se esfuerza por respetar su decisión, que vive con dolor el recuerdo de una conversación que pudo suponer la ruptura con su hijo. Es interesante ver cómo una conversación entre tantas, una charla en el desayuno de la que se participa sin pensar demasiado, un silencio para evitar una discusión,... puede llevar a desintegrar una vida que pensábamos marcada.
Una reflexión sobre las heridas, las vendas y el amor entre padres e hijos.

Sunset Park
Paul Auster

martes, 15 de marzo de 2011

Una curiosidad

Novela publicada en 1932, escrita por una periodista británica nacida en 1902. Parece que en el momento de su publicación fue un éxito inmediato de público, aunque fue censurada en la católica Irlanda.
La hija de Robert Poste comienza como otras muchas novelas con protagonismo femenino, una muchacha huérfana sin apenas fortuna, que debe vivir a costa de la buena voluntad de sus familiares, hasta que consiga casarse. Pero no hay que esperar una versión moderna de Austen (a quien por cierto la autora recuerda en la cita con la que comienza el libro y que aclara el tono en el que debemos leerlo; es un cita de Mansfield Park que dice así "Que otras plumas se ocupen de la culpa y las desgracias").
Flora Poste (la protagonista) es una mujer moderna, acostumbrada a moverse en distintos círculos sociales, admirada, con fuerza, nada que ver con las tímidas protagonistas de otras novelas. Acude a casa de los parientes que se avienen a acogerla, y el choque con el mundo rural, primitivo, oscuro que allí encuentra no es tratado con dramatismo, sino más bien con un cierto tono humorístico, incluso en los nombres elegidos para los rústicos primos de la protagonista.
La presencia de Flora en la granja que quizá debiera ser suya, supone un cambio radical para todos sus habitantes, porque Flora aportará una nueva visión del mundo, alejada del fatalismo que impregna la de Cold Comfort Farm.
Para quienes pueden leerla en el inglés original debe ser un aliciente más observar cómo Gibbons intenta reproducir el habla rural de Sussex, así como apreciar en todo su sentido algunos juegos de palabras humorísticos que el traductor debe explicar a pie de página.
Curiosa. Tengo pendiente de lectura la segunda parte, o, por lo menos, la novela que Gibbons escribió a continuación con Flora Poste como protagonista.

La hija de Robert Poste
Stella Gibbons